Y esto es lo que pasa cuando eres una persona tan entusiasta
y a la vez tan inconstante como yo: comienzas un nuevo proyecto con mucha ilusión
pero lo abandonas a los dos días porque consigues autoconvencerte de que esto
no es lo tuyo.
Una vez más la inseguridad sale ganando en esta batalla. Lo
siento, ya no por mí, sino por vosotros. No sabéis lo que ha significado para
mi entrar de nuevo en este blog (por casualidades de la vida, que yo soy muy
dada a creer en que todo ocurre por algo) y encontrar no solo uno sino varios
comentarios. Una vez más, lo siento.
Comencé el proyecto con mucha ilusión (¡Vaya, como todo lo
que hago!) pero enseguida se me acabó el combustible. Me gustaría relataros con
más calma lo que supone ser una persona tan insegura como yo, y es que como
podéis imaginaros, tomar decisiones no es lo mío ni de lejos.
Muy a mi pesar, este ha sido el año en el que no he podido
escaquearme de mis responsabilidades (algún día tenía que llegar). Para empezar
he tenido que decidir qué quería hacer cuando acabase bachillerato. Una vez
tomada esta decisión, he tenido que elegir entre quedarme en mi ciudad o no,
vivir en una residencia o en un piso, estudiar una carrera u otra… y todo esto
en aproximadamente 15 días, sí, 15 días, es lo que pasa cuando llevas al límite
el momento de tomar una decisión inevitable.
En fin, como tampoco quiero que me quede una entrada muy
larga os contaré lo que seguramente ya dais por hecho. Me superó. Me avergüenza
decirlo (o eso creo) pero esa situación me superó. Ya habrá tiempo de explicar
con más detalles lo que yo llamo “mi serie de catastróficas desdichas”, un
sinfín de cosas que bajo ningún concepto hay que hacer, a no ser que seas un poco
masoca como yo.
Supongo que muchas veces es más fácil mirar hacia otro lado
que afrontar los problemas ¿no? Esto tenía un nombre, algo así como la técnica
del avestruz, esconder la cabeza debajo del ala. Podría ponerme melancólica y
pensar en lo inocente que fue mi yo del pasado, pero ¿a quién quiero engañar? Es
exactamente la misma persona que ahora mismo está escribiendo estas líneas.
¿Y tú? ¿Eres una persona decidida a la que le gustan los
retos o por el contrario te vienes abajo con facilidad ante el menor obstáculo?
Responde con sinceridad. No lo que te gustaría ser, sino lo que realmente eres.
No tienes por qué decírmelo, al fin y al cabo yo no soy nadie, o si lo
prefieres puedes mentirme, pero por favor, por lo menos procura ser sincero
contigo mismo, lo agradecerás cuando nadie más lo sea.